Los jueves, milagro (1957)

Los jueves, milagro

Dirigida por: Luis García Berlanga

Guion por: Luis García Berlanga

Nos encontramos ante una de las películas típicas de Berlanga, en la que se mezcla de alguna forma el realismo, el costumbrismo y el disparate más absoluto. Heredera de la tradición que se inició con «Bienvenido, Mr. Marshall». Una serie de individuos en un pueblo, deseosos de atraer dinero y notoriedad, se inventan un milagro. La aparición de «San Dimas» (inconmesurable Pepe Isbert) junto a las vías del tren a un pordiosero que vive en un viejo vagón de ferrocarril (un jovencísimo Manuel Aleixandre). Sin llegar a los niveles de otras películas del director, te mantiene en una sonrisa permanente y te hace llevarte las manos a la cabeza de cómo fue la España de postguerra.

Ferroviariamente, podemos deducir de la anterior sinopsis que la acción sucede en terrenos ferroviarios. A la salida de un tunel, en los cambios de agujas de entrada en la estación de Béjar (me refiero a lugar real, no al ficticio de «Fontecilla»), está el vagón ruinoso donde vive el pordiosero. A lo largo de la película, con frecuencia vemos pasar trenes de la época, arrastrados con sobervias vaporosas, que en algún momento tienen su importancia en la acción. Y sobre todo, el cachondeo permanente sobre los retrasos de los trenes. En especial, me parto de risa cuando uno de los personajes propone emitir una queja a R.E.N.F.E. (sí, sí, con mayúsculas y puntitos, que entonces eran siglas) porque el tren ha llegado a su hora.

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