Snowpiercer (2013)
Veo esta película en versión original, fundamentalmente en inglés, con algún diálogo en coreano. Al fin y al cabo se trata de la primera producción internacional dirigida por el surcoreano Joon-ho Bong. Donde haya llegado a la cartelera española en versión doblada, creo que la podéis encontrar bajo el título Rompenieveso Snowpiercer (Rompenieves), o algo así. Es adaptación de una historieta francesa, Le Transperceneige. Y la traigo a esta colección, porque todo pasa en un tren. Todo. Aunque ya aviso que poco tiene que ver con los trenes convencionales, ya que estamos ante una película del género postapocalíptico-distópico.

Curtis, un atormentado pasajero de la sección de cola, inicia la rebelión contra el status quo del tren.
Argumento
Como consecuencia de un experimento para parar el cambio climático y el calentamiento global, el planeta ha entrado en un periodo bola de nieve, y todo esta helado. Los pocos supervivientes lo hacen a bordo de un fenomenal tren, construido por un empresario megalomaniaco que recorre el mundo, tardando un año en hacer el circuito completo. Lleva casi 18 años circulando sin parar con los restos de la especie humana. Especie humana que se encuentra dividida en un férreo sistema de castas diferenciado entre los que viajan en cabeza de tren, que subieron por invitación o pagando su derecho a viajar, y los que viajan en cola de tren, que fueron recogidos por caridad, y viven hacinados y con los recursos justos. De vez en cuando se produce algún conato de rebelión. Y Curtis (Chris Evans), harto ya, va a iniciar una, incitado por el viejo Gilliam (John Hurt). Pero tendrán que llegar hasta la locomotora si quieren derribar el poder omnímodo de Wilford (Ed Harris).

Tilda Swinton interpreta con eficacia a Mason, una especie de «ministra» del todopoderoso Wilford.

Y Gilliam (John Hurt) es uno de los personajes más ambiguos del filme; habitante del furgón de cola, parece conocer bien al líder de la locomotora.
Interés ferroviario
Como decía anteriormente, esta película tiene un carácter futurista. Tras una situación apocalíptica, una grupo de seres humanos conviven en el interior en una sociedad distópica. Pero podríamos discutir sobre el tren. Un tren largo, enorme. En ningún momento lo vemos entero en ningún fotograma. Por supuesto, las imágenes exteriores del tren esta generadas por ordenador. Su alimentación de energía nos es desconocida. Sabemos que hay una locomotora, que sirve también de lugar de residencia de Wilford, el creador del tren. La potencia de esta locomotora debe ser enorme, para poder arrastrar semejante convoy a la velocidad aparente que vemos en la pantalla que no es poca.

Como es lógico, el tren esta generado por computadora. No existen en la actualidad trenes como este.
Esa velocidad nos hace surgir otras dudas. Salvo en situaciones en las que vemos al tren perforando por fuerza bruta los acúmulos de nieve y hielo que se encuentra por el camino, a pesar de la velocidad, tan apenas vemos a sus ocupantes afectados por las aceleraciones laterales a las que sin duda deberían estar sometidos en las zonas de curvas. Ya que aparentemente, los ingenieros de la línea no evitaron las grandes cordilleras en su recorrido. Esto quita verosimilitud a las escenas de interior.

Esta vista, en el que el tren se encuentra en un bucle de la línea, comprobamos la inconmensurable longitud del convoy.
Por supuesto, estamos ante una línea ferroviaria que de forma continua recorre todos los continentes del globo salvo Oceanía y la Antártida, de acuerdo con un mapa que se nos muestra, en un recorrido de más de 400.000 kilómetros que tarda un año exactamente en realizar. La verdad es que si no me fijé mal en los datos, esto nos da una velocidad promedio de menos de 50 kilómetros por hora. Más razonable que el aparente desenfreno con el que las imágenes nos muestran el movimiento del tren. También está el problema del mantenimiento semejante línea, sometida durante 18 años a un clima extremo, sin nadie en su recorrido para cuidar de la misma. Pero bueno,… tendremos que suponer una tecnología superior en la construcción de la misma para que sea tan resistente y duradera.

Las condiciones climáticas exteriores son tremendas. Siete minutos bastan para congelar un miembro de una persona.
Y otra cuestión básica. ¿Por qué seguir dando vueltas al mundo en lugar de estacionar el tren en la región más benigna de la bola de nieve en que se ha convertido la Tierra y aguantar minimizando los riesgos a que la situación mejore? En fin. Ha habido otras películas de carácter distópico con ferrocarriles como protagonistas con mayor nivel de verosimilitud. Pero esto no anula otras virtudes del filme.

Lo que más sorprende es el trazado del tren, que parece que está realizado por las orografías más imposibles. No tiene mucho sentido racional, aunque es muy vistoso tanto desde el punto de vista del cómic del que procede como desde el punto de vista de la vistosidad cinematográfica.
Interés cinematográfico
Con un reparto internacional y una ambientación claustrofóbica sólo “aireada” de vez en cuando por los paisajes helados del mundo que recorre el tren, nos encontramos con una producción muy interesante que, en su temática postapocalíptica nos ofrece una visión distópica de las desigualdades de las sociedades humanas, al mismo tiempo que nos ofrece una película de acción mucho más interesante que la mayor parte de las adaptaciones procedentes del cómic que se ven habitualmente, y con ventaja, desde mi punto de vista. Bien es cierto que la visión de la película en pantalla grande hubiera hecho que ganase notablemente. O que hubiera servido para poner de manifiesto las limitaciones de sus gráficos generados por ordenador. No sé.
Reparto casi coral, aunque con unos protagonistas claros, que interpretan unos caracteres más complejos y desarrollados de lo que es habitual en el mundo de la adaptación del cómic. Cumplen con suficiente solvencia.

Aunque con un reparto internacional, fundamentalmente angloparlante, el director da protagonismo a un par de personajes, padre e hija, de origen coreano. Tiene un papel muy trascendente en la historia.
No voy a decir que esta película haya despertado mis entusiasmos, porque no es mi estilo de película. Pero reconozco que me parece un entretenimiento bastante interesante, y con más sustancia y menos banalidad que la que nos ofrece Hollywood habitualmente con sus habituales adaptaciones de superhéroes vestidos con pijamas de colores y argumentos absurdos. Bastante más interesante el torturado Curtis que el memo del Capitán América, paradójicamente interpretados por el mismo actor. Lo único que me chirría es el falsamente esperanzador final. Falsamente esperanzador desde mi racional punto de vista.
Esta película me parece razonablemente recomendable y le pongo tres estrellas: ***